10 may 2015

El Discurso de un Nuevo Tiempo

Hay que decir de Santiago Cabello que se crece a cada paso que da, desde su aparición en la escena pública pozoalbense.

La puesta de largo del candidato y su grupo, en un sencillo acto, la remató con un discurso riguroso y emotivo.
Riguroso porque es hombre acostumbrado al orden y la disciplina en su trabajo, de lo que dan fe cuantos en esa parcela le han tratado. Y emotivo, porque habla con el corazón, cualidad ésta poco usual en la arena política.

Comenzó Santiago su alocución desgranando los pormenores de “la encrucijada” en que se había visto al brindarle el Grupo Popular este compromiso.
Dijo haberse visto entre “rechazar el ofrecimiento y traicionar los principios de responsabilidad que mis padres me inculcaron, o, aceptar y sacrificar con ello una vida pacífica y sin sobresaltos junto a los mios”. Porque, continuó, “no se trata de mi comodidad o mi sacrificio, pues soy consciente de que con mi aceptación implico a mi entorno familiar”.
Agradeció, emocionado, la actitud de sus padres de los que, una vez tomada la decisión, “recibió todo su apoyo y cariño”.

En el terreno menos personal, habló Santiago de que “corren tiempos de dificultad municipal en Pozoblanco. Una dificultad, que vemos patente en la sensación de vacío que ofrece el gobierno de nuestro pueblo, donde la corporación se debate en la pugna de personalismos, rencillas entre grupos y falta de unidad”.
“Hay un clamor y un divorcio”, aseguró Santiago con la rotundidad de quien está convencido de la necesidad de un cambio. “Un clamor del pueblo por un cambio…y un divorcio de ese pueblo con su Ayuntamiento”.

Hizo referencia después  a los “siempre leales afiliados y simpatizantes del Partido Popular. Sin vosotros –dijo- sin vuestro apoyo, el ejército que necesito para ganar esta batalla, y del que soy un humilde servidor, no existiría”.

Por último, Santiago se centró en valorar al grupo de mujeres y hombres que le acompañan en su candidatura. Dijo de ellos que reunían “juventud y veteranía, que es lo mismo que decir dinamismo y experiencia. Dinamismo, necesario, porque la vida moderna tiene un ritmo frenético. Los cambios se suceden en semanas o meses, lo que en otro tiempo mudaba en décadas”.
“Y experiencia porque la esencia de la convivencia humana se sustenta en valores que no tienen caducidad. Valores, fundamento de la Democracia”.

Ya en la despedida recalcó que “todos mis compañeros son hijos de Pozoblanco, con una profesión, que garantiza que no venimos a la política a solucionar nuestro futuro, más bien, abandonamos obligaciones personales para atender una necesidad de Pozoblanco”.

Cerró su intervención transmitiendo a sus compañeros “confianza en la victoria para ofrecerle a Pozoblanco un nuevo horizonte y a sus adversarios políticos la humildad” de su persona.

Lo dicho, un gran discurso de un hombre que ha sacrificado una vida resuelta para adentrarse en el proceloso mar de la política, con el único fin de hacer algo por su pueblo.


No es poco.